Seguramente hayas visto alguna vez en las noticias, como por culpa de alguien que no cuida ni respeta la naturaleza, un bosque se ha visto envuelto en llamas, dejando así, un paisaje desolado y carbonizado.
Y habrás visto también, como muchas veces se opta por levantar muros y bloques de edificios, intentando dar una solución rápida que oculte el daño que ha producido el fuego, en lugar de permitir el tiempo y el espacio que necesita un terreno para sanar y florecer de nuevo.
El trauma en una persona funciona de manera similar. Cuando alguien ha sido herida/o emocionalmente, en lugar de darse el tiempo y espacio necesarios para recuperarse, a menudo construye barreras emocionales, se encubren las heridas evitando hablar de ellas y se buscan distracciones superficiales. Esto es como construir sobre un bosque quemado sin darle oportunidad de regenerarse, sin permitir que el verdadero proceso de curación tenga lugar.
Sin embargo, si se deja un espacio para la recuperación, el bosque tenderá a regenerarse de nuevo de forma natural, si bien, el proceso puede ser más rápido y mejor si se labra la tierra, se replantan semillas nuevas y se riega con paciencia y cuidado. Aunque nunca será exactamente igual que antes, cada nuevo brote será una señal de vida, se irán uniendo nuevas especies, oportunidades para crecer y desarrollarse, viendo el pasado como algo lejano y habiendo aprendido de él.
¿Puede que te sientas identificado/a?
El trauma complejo suele ser el resultado de experiencias dolorosas repetidas durante un largo periodo de tiempo.
Como humanos tenemos la necesidad de vincularnos entre nosotros, y una relación cercana que duela, puede dañar gravemente el bien estar de quien lo sufre.
Quien padece este problema suele explicar que siente algo parecido a esto:
- Siento mucha ansiedad o miedo. Preocupación constante, cambios de humor o comportamientos impulsivos.
- Siento tristeza en relación con mi pasado y me siento desesperanzado con mi futuro.
- Me cuesta confiar en las personas, incluso en las cercanas.
- A veces prefiero aislarme y tiendo a evitar situaciones sociales.
- Me cuesta decir “no” y establecer límites.
- Me siento fatigado/a o con pocas ganas de hacer cosas.
- Duermo mal, presión en el pecho, taquicardias, sudo muchísimo, me entran calores, mareos, dolor de cabeza…
- Me cuesta concentrarme y tengo pensamientos intrusivos.
Si estas frases te resuenan, dejame decirte que es algo normal cuando pasas por un trauma. En terapia vamos a comprender de donde viene y trazar el plan necesario para cambiarlo.
¡Buenas! Me llamo Álvaro y tengo la suerte de dedicarme a la psicología clínica.
Cada psicólogo tiene unas habilidades personales que traslada a la consulta y estas le caracterizan como profesional, yo diría que las mías son:
1. Generar un clima de confianza. Transmitiendo serenidad y calma, haciendo que la persona se sienta escuchada y empatizando con su historia.
2. Integración de mis conocimientos. Siempre intento adaptar los enfoques terapéuticos que he estudiado a la realidad de la persona, sus condiciones, sus valores y su personalidad.
3. Comunicación clara y transparente. Aunque siempre soy cuidadoso y respetuoso comunicando, no dejo de ser asertivo y trasmitir las cosas tal y como creo que le pueden venir mejor al consultante.
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